Des de los fenicios y sobre todo los griegos, en el tiempo del Imperio Romano los italianos adaptaron el vino como un alimento más en su dieta diaria, tanto ricos como pobres, era un elemento plenamente cultural y como tal, se beneficiaron de él por todos los medios posibles, ya que la exportación e importación fue un gran soporte para la economía romana. Ya en tiempos modernos, los pequeños productores salen de las cooperativas y empiezan a producir por ellos mismos, en pequeñas bodegas y terruños. La gran emigración propicia una gastronomía mundialmente reconocida obtiene como resultado el posicionamiento internacional de los vinos italianos en el mundo. La tendencia actual se dirige hacia el redescubrimiento y valorización de las variedades autóctonas, más respeto por el medioambiente, una concretización de estilos después de 3 décadas de experimentación y una afirmación del movimiento del vino natural.
La modernidad y mercado global amenazan la tradición y la autenticidad. Pero persisten muchos productores y productos con tradición, como los Chiantis y los Moscatos d’Asti. En contraposición, Italia está plagada de espíritus libres por debajo de la superficie visible de la gran prensa y el gran comercio, que hacen un producto excepcional.
Definiremos los vinos de Italia entendiéndola en esta definición: es un microcosmos cerrado en si misma: tiene estilos y uvas que solo se encuentran allí, es enorme y difícil de sintetizar, pero única en todos los sentidos.
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Alice Bel Colle Moscato d’Asti
10,55€
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Esgotat
Anno Domini Cabernet Franc
7,50€
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Negre Potent Negre Gastronòmic
Araldica Flori Barolo
31,97€
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Ceretto Moscato d’ Asti
19,31€
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Esgotat
Negre Floral
Ciello Rosso
10,97€
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Crestissimo Lambrusco Rosat
4,74€
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Lambrusco Violetta de Giorgi Negre
5,20€
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Piccini Chianti clàssic
9,50€
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Negre Floral
Planeta La Segreta Il Rosso
12,56€
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Santero Moscato Spumante
8,51€
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Tosti Moscato d’Asti
10,41€
Des de los fenicios y sobre todo los griegos, en el tiempo del Imperio Romano los italianos adaptaron el vino como un alimento más en su dieta diaria, tanto ricos como pobres, era un elemento plenamente cultural y como tal, se beneficiaron de él por todos los medios posibles, ya que la exportación e importación fue un gran soporte para la economía romana. Ya en tiempos modernos, los pequeños productores salen de las cooperativas y empiezan a producir por ellos mismos, en pequeñas bodegas y terruños. La gran emigración propicia una gastronomía mundialmente reconocida obtiene como resultado el posicionamiento internacional de los vinos italianos en el mundo. La tendencia actual se dirige hacia el redescubrimiento y valorización de las variedades autóctonas, más respeto por el medioambiente, una concretización de estilos después de 3 décadas de experimentación y una afirmación del movimiento del vino natural.
La modernidad y mercado global amenazan la tradición y la autenticidad. Pero persisten muchos productores y productos con tradición, como los Chiantis y los Moscatos d’Asti. En contraposición, Italia está plagada de espíritus libres por debajo de la superficie visible de la gran prensa y el gran comercio, que hacen un producto excepcional.
Definiremos los vinos de Italia entendiéndola en esta definición: es un microcosmos cerrado en si misma: tiene estilos y uvas que solo se encuentran allí, es enorme y difícil de sintetizar, pero única en todos los sentidos.